miércoles, 23 de octubre de 2019


La necesidad de diálogo surge en el día a día de nuestras relaciones con las demás personas y del ejemplo de aquellas personas o colectivos sociales demuestran que el diálogo y el entendimiento son posibles. Es necesario que las personas aprendan cauces de comunicación no violenta que les permita expresar sus sentimientos, sus temores, sus necesidades y sus anhelos con honestidad, con humildad, de forma respetuosa y responsable. Pero también de escuchar y situarnos en la piel del otro. Es entonces cuando nos daremos cuenta que no existen verdades absolutas y que las razones pueden confluir en un encuentro cordial y amistoso.

El mejor testimonio que podemos dejar a nuestros hijos es que podemos disentir, discutir e incluso enfadarnos sin necesidad de herir, dando nuestros argumentos razonados y siendo capaces de hablar y de escuchar y observar con interés, respeto y atención lo que el otro nos quiere trasmitir.